Amanda no está dispuesta a seguirle el juego a Nicolás, por lo que lo enfrenta y le asegura que no tiene miedo de que revele todo lo que hizo.
Amanda, decidida a no dejarse manipular más, enfrenta a Nicolás con firmeza. Le dice claramente que no tiene miedo de que él revele todo lo que hizo, mostrando su valentía y determinación. Su actitud desafiante refleja su rechazo a ser controlada por él y su disposición a asumir las consecuencias de sus acciones.
Este momento marca un punto de inflexión en su relación, donde Amanda se niega a ser una víctima y decide tomar el control de su propia narrativa.