Ilustración de Fred Astair con saco a cuadros rodeado de un marco rosa

 

Si vestir bien un traje es una ciencia, Alan Flusser es uno de los mejores doctores en la materia. Flusser es conocido por haber vestido a generaciones de hombres en su mercería homónima de Nueva York y por haber diseñado los trajes que Michael Douglas lució en la película Wall Street, pero su legado más perdurable quizá sea su libro sobre moda masculinaDressing the Man (Vestir al hombre).

 

Publicado en 2002, Dressing the Man es un tomo de 300 páginas profusamente ilustrado que abarca todos los aspectos de la indumentaria masculina clásica, desde los trajes hasta los calcetines. Sin embargo, a diferencia de otras guías, Dressing the Man no se preocupa tanto por decirte qué ropa ponerte como por enseñarte a seleccionar un atuendo que se adapte a la forma de tu cara, a tu tipo de cuerpo y a tu tono de piel. Desde qué tonalidad de azul le sienta mejor a tu tez hasta qué nudo de corbata complementa tu mandíbula, Flusser expone una fórmula para lucir bien con la ropa basada en sus décadas de experiencia vistiendo a hombres.

“Aprender a vestirse no es tan complicado como la mayoría de la gente cree”, explica Flusser, “no es tan difícil enseñar a alguien a usar un traje oscuro, una camisa blanca, una corbata oscura y calcetines y zapatos oscuros. Lo complejo es que cada persona reciba ese tipo de información en relación consigo misma”.

Portada de libro sobre moda para hombre “Dressing The Man” de Alan Flusser
Dressing The Man sigue siendo una guía infalible sobre los principios del vestir bien.It Books

Razones para leer Dressing the Man de Alan Flusser

Flusser expone su tesis en capítulos como “Proporción: La base del estilo”, en el que, por ejemplo, aconseja que: “Dado que la anchura del hombro del saco guía la anchura de su solapa, un hombre de hombros anchos necesitará naturalmente una solapa más amplia para lograr el equilibrio adecuado”.

 

Según Flusser, lucir bien con ropa a la medida (custom made) se reduce a una especie de matemática divina de las innumerables relaciones entre la ropa y el cuerpo: “Es la relación entre el cuello de la camisa y la cara de la persona, la anchura de los hombros con base en la cabeza del individuo, la longitud del saco y la relación con sus piernas, y toda una serie de otras relaciones que son exclusivas de esa persona”, explica.

Dressing the Man no es una lectura particularmente fácil, pero Flusser compensa su estilo académico con muchas ilustraciones con notas al pie que ofrecen casi tanta utilidad como sus densos bloques de texto. “Intenté captar todas las preguntas que me han hecho o que creo que deberían cuestionarme sobre cómo vestir y encontrar imágenes que ayudaran a transmitir cada uno de esos puntos”, explica. “También dediqué mucho tiempo a los pies de foto, porque el 90% de la gente que compra el libro –tal vez lo lea, quizá no–, pero verá las fotos y los pies de foto”.

Aunque el subtítulo de Dressing the Man es Mastering the Art of Permanent Fashion (Dominar el arte de la moda permanente), sigue siendo en gran medida un producto para el siglo XX –su idea de la moda masculina “moderna” termina con Ralph Lauren y Giorgio Armani, y a su elenco de iconos de estilo podría venirle bien mucha más diversidad. Sin embargo, a pesar de su tono un tanto anticuado, la relevancia de Dressing the Man radica en su afirmación de que –con algunos retoques– las mismas cosas que hacían que un traje luciera bien en 1924 siguen siendo válidas en 2024.

“Le doy a Alan muchísimo crédito porque consiguió que más hombres se interesaran por vestir bien como casi nadie, aparte de Ralph [Lauren]”, comenta el veterano escritor de moda masculina Bruce Boyer. “Los introdujo en la buena sastrería de estilo británico, las camisas a la medida y cuestiones similares. Los libros de Alan [Flusser] fueron los primeros que intentaron popularizar el tema para el hombre común”.

Muchos aspectos han cambiado en los años transcurridos desde que se publicó Dressing the Man, desde el auge del streetwear y el athleisure hasta una relajación general de las normas en cuanto al vestir para el trabajo y las ocasiones formales, y Flusser admite que el momento actual de la moda presenta retos que el libro no aborda. “Para un hombre es fácil ponerse un traje y elegir una camisa de vestir blanca o azul y una corbata”, señala. “Pero si le pides a ese mismo hombre que use un saco deportivo y luego combine con él un par de pantalones, y después agregue una camisa que vaya con ambos, es mucho más difícil”.

Cary Grant con traje elegante en calle de Londres

Dressing the Man incluye varias fotografías de la época de Cary Grant, Tyrone Power y Fred Astaire, entre otros.

 Keystone/Getty Images

Actualmente, también hay muchos más lugares donde se puede obtener la clase de información contenida en este libro de consulta de Alan Flusser que en 2002. “Dressing the Man surgió cuando los hombres no sabían dónde buscar la inspiración y comprender muchas de las reglas [al vestir]”, explica Max Papier, director de comercio electrónico de The Armoury NYC, “pero ahora, gracias a los videos cortos y las redes sociales, es posible comprender mejor estos temas en la vida real. Es útil leer estos libros, que te dan una serie de directrices, pero no necesariamente te transmiten la sensación o el contexto”.

Dejando a un lado la falta de sensaciones, entre fotos de Gianni Agnelli y Gary Cooper, teorías sobre las proporciones y un glosario que abarca desde los plisados hasta los trajes zootDressing the Man sigue siendo un recurso importante para cualquiera que esté interesado en aprender los principios fundamentales de la sastrería masculina. “No intento enseñar a la gente a vestirse como Fred Astaire”, afirma Alan Flusser, “todo lo que escribo trata sobre cómo crear algo propio. Las reglas están ahí para que sepas cómo romperlas”.